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MARCO TEÓRICO

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Saved by Carmen Cantillo
on June 10, 2010 at 12:24:46 am
 
  1. 2.- MARCO TEÓRICO. 

 

Los valores y la cultura son vehiculados a través de medios y ámbitos que exceden a las fórmulas clásicas inscritas en el sistema educativo; en ellos, como padres y madres confiamos ciegamente al suponerlos inocentes. Basándonos en esto y en los argumentos expuestos en el apartado anterior, este estudio pretende poner de manifiesto la intencionalidad domesticadora que tienen los medios de comunicación en general y las películas infantiles en particular, para evitar el adoctrinamiento que desde las multinacionales se pueda ejercer sobre la cultura infantil que, será la base de nuestra futura sociedad. La cultura infantil es un ámbito donde el entretenimiento, el apoyo, y el placer se encuentran para construir concepciones sobre lo que significa ser un niño ocupando una combinación de posiciones de género, raza, y clase en la sociedad.

 

2.1. ANTECEDENTES. 

 

Existen bastantes trabajos e investigaciones sobre la multinacional Disney, encontrándose centrados en temáticas muy distintas:

    

  • ·         Sobre lasinfluencias culturalesDisney en México: Observaciones sobre la observación de los objetos de la cultura global en la vida cotidiana
  • ·         Dedicados a lapropaganda políticaPropaganda política en el cine de animación en la Segunda Guerra Mundial: el caso de Walt Disney en México,
  • ·         Estudios enfocados al terreno comercial, como Para leer al pato Donald de Ariel Dorfman y Armand Mattelart (1972).

 

En otros casos se han hecho estudios de los valores transmitidos por las películas de Disney:

 

 

Como alternativas a los valores transmitidos en las películas de Disney, se han realizado propuestas de análisis crítico para trabajar en la escuela , de Digón Regueiro, Patricia (2006).

 

Por otro lado, también se han encontrado investigaciones sobre la influencia de los dibujos animados en la educación infantil, así como la transmisión de valores sexistas a través de los medios de comunicación, de Rebeca Arboleda (2006).

 

Mas en ninguno de ellos, esta autora ha localizado un estudio longitudinal y comparado que refleje y cuestione si el cambio de la sociedad y las costumbres, ha repercutido en los personajes representados en las películas, por eso el interés al iniciar esta investigación está centrado en descubrir si realmente las princesas han evolucionado, volviéndose menos dependientes de los hombres o, si lo que se nos muestra son ligeros cambios superficiales, que no pasando de su apariencia física o de sus intereses laborales, no llegan a afectar a lo más profundo del ser humano. En este caso, sólo habría unos mínimos cambios en su forma de actuar, en sus pensamientos, los cuales siguen centrados en la búsqueda de un Hombre que las legitime como persona ante la sociedad y al que venerar aunque apenas le conozcan y, con el que no tengan nada en común.

 

El interés del estudio también está enfocado hacia la estética representada en los papeles que interpretan las princesas, quienes siguen esclavas de una apariencia física que las haga "deseables" a los ojos de los hombres, son el reflejo enconado de una esclavitud estética a la que muchas mujeres están sujetas por influencia de los medios de comunicación.

 

2.2. DEFINICIÓN DEL PROBLEMA.  

 

Cuando se menciona la palabra Disney, se nos viene a la mente la inocencia, el entretenimiento sano, la niñez… aunque no hemos de olvidar que todos estos productos mediáticos de la multinacional Disney están contribuyendo a la creación de la cultura popular infantil, impregnada de los valores que esta poderosa empresa pretende transmitir a su audiencia.

 

A través de los medios de comunicación se transmiten ideologías, que configuran la cosmovisión y la cultura característica del momento. Por otra parte, las enseñanzas críticas en medios audiovisuales siempre han sido escasas, minusvalorando la pedagogía cultural inmersa en todas esas representaciones diseñadas bajo una intencionalidad manipuladora; nosotr@s, como audiencia, no hemos recibido una adecuada alfabetización audiovisual crítica que nos impida ser manejad@s por un mundo, en este caso, sexista.

 

En lo referente a la educación no sexista, se están planteando desde el Sistema Educativo pautas para elaborar Proyectos de Centro desde una perspectiva Coeducativa[1].

 

También existe el plan "Educando en igualdad" http://www.educandoenigualdad.com/donde se han reflejado políticas educativas como a las que se hacía referencia en la Introducción.

 

 

2.3. PLANTEAMIENTO DE HIPÓTESIS.

 

A la hora de iniciar esta investigación se suscitan varios problemas: la cultura de la inocencia de la multinacional Disney que tod@s hemos internalizado, los sesgos sexistas existentes en toda su filmografía, la escasez de enseñanzas críticas en medios audiovisuales, la falta de estudios longitudinales sobre la evolución de los estereotipos sexistas proyectados por sus personajes y que haya estado en consonancia con la evolución cultural. Se hace necesario, por consiguiente, un estudio que aporte a la comunidad científica datos suficientes como para que, de entrada, se puedan alcanzar los objetivos del presente estudio y, a su vez, contribuyan a la creación de conocimiento sobre el tema.

La definición de hipótesis, en este caso, resulta más complicada, por tratarse de un estudio descriptivo, aunque para guiar esta investigación, se ha partido de algunas afirmaciones, a partir de las cuales se han diseñado criterios de análisis y manejado variables con la que alcanzar los objetivos más adelante planteados:

             

  • Los mensajes audiovisuales llevan implícita una filosofía y una cultura, considerando que el estudio de los mismos pondrá en evidencia la ideología sexista transmitida.
  • El discurso de los personajes -primarios y secundarios- tiene una carga ideológica y sexista claramente observable; por tanto el análisis del mismo amplía la hipótesis del punto anterior.
  •  El aspecto físico de las princesas ha evolucionado a lo largo del tiempo para acomodarse a los cánones de belleza femeninos de la época en la que han sido proyectadas las películas; por tanto, los modelos utilizados por estos personajes moldearán las estructuras mentales de las niñas que las percibirán como ejemplos a imitar, influyendo en la transmisión de los modelos culturales.
  • La puesta en escena de las princesas Disney -las representaciones de los personajes y su entorno- contiene una serie de recursos, cuidadosamente estudiados, que pueden influir directa o indirectamente en la educación, contribuyendo a crear una cultura específica que se transmite a través de estas representaciones informales.   

 

2.4. CONCEPTOS CLAVE Y ANTECEDENTES TEÓRICOS.

 

Para iniciar este estudio es necesario elaborar un marco teórico con todas las teorías y conceptos que lo fundamentan; es decir, construir un cuerpo de ideas explicativas armadas lógica y sistemáticamente que proporcione una explicación envolvente acerca de las causas que construyen el problema de la investigación, teniendo como base la documentación consultada.

 

En este sentido, habrá que partir de definir los conceptos clave.

 

Conceptos clave:

 

El Marco Teórico de esta investigación gira sobre cuatro conceptos: Comunicación, Educación, Imagen y Estereotipos. Una breve definición de cada uno de ellos es tan necesaria como contextualizadora, ya que suponen el punto de partida y los pilares básicos en los que este proceso cognoscitivo se fundamenta y, que a su vez, han servido de motor para impulsar esta investigación.

 

  1. El primer concepto que debemos definir a la hora de iniciar esta investigación es el de COMUNICACIÓN[1], entendiéndose ésta como una forma de relación que pone a dos o más personas en un proceso de interacción y de transformación continua. Cualquier práctica de la “comunicación” que no implique relación horizontal pone bajo sospecha a quienes la pronuncian o la ejercen en su nombre.
  2. El siguiente pilar se centra en la EDUCACIÓN, definición que llevada al reduccionismo podemos compactarla de un modo totalizador en la siguiente frase “Educación y Comunicación son una misma cosa, pues toda educación es un proceso de comunicación”[2], aunque de momento vamos a centrarnos en la definición de Agustín García Matilla[3] por su carácter emancipador y crítico, abordando en todo momento, la alfabetización en medios como un compromiso pedagógico: “La educación consiste en enseñar a no dejarse llevar por la corriente y a dotar de sentido los actos de cada día”.
  3. En el terreno que nos ocupa es vital definir la IMAGEN. Según Román Gubern “… a la imagen le preexiste la visión y es la experiencia de la visión, elaborada por la imaginación, la que es modelizada por las tradiciones y convenciones culturales de cada contexto social” (Gubern, 2004 – p.15). Al intentar contextualizar este concepto en el ámbito cinematográfico podremos dejar ver la magia que este medio le confiere en el plano simbólico. Así, según la expresión de Moussinac, la imagen cinematográfica mantiene “el contacto con lo real y lo transfigura en magia”[4]. En definitiva, podríamos concluir afirmando que la imagen es una representación de la realidad.
  4. Y este término nos lleva a centrarnos en los ESTEREOTIPOS[5], ya que la principal preocupación al estudiar los Medios de Comunicación radica en cómo transmiten la información, si realmente “la imagen que nos presentan de un grupo es la misma que éste hubiese elegido para representarse a sí mismo”[6]. En este aspecto, es básico realizar un estudio de los estereotipos en los medios para descubrir el nexo que existe entre imagen e ideología.

 

Estos conceptos son los soportes para poner bajo sospecha aquellas prácticas inocentes que ocultas bajo el sustantivo Comunicación, presentan imágenes estereotipadas en las que sólo se encuentra una ideología que nos manipula hasta convertirnos en una audiencia pasiva que forme parte de esa cultura homogénea que las multinacionales controlan.


[1] Definición extraída del libro de Roberto Aparici Comunicación Educativa en la Sociedad de la Información (pág. 39). En concreto, el texto dedicado a la Comunicación: “El robo de la palabra comunicación y su proceso de travestización” ha sido el motor de arranque de esta investigación, intentando en la misma poner de manifiesto las relaciones de poder existentes en la comunicación.

[2] Mario Kaplún en el texto “Una Pedagogía de la Comunicación” (pág. 60), también en el libro antes mencionado, inicia un debate en este sentido, dejando abiertas muchas cuestiones acerca de cómo marcar el punto de convergencia entre Educación y Comunicación y no caer en el reduccionismo.

[3] Entrevista realizada por Rafael Miralles y publicada en el número 395 de Cuadernos de Pedagogía. Disponible íntegra en http://www.comunicainfancia.cl/wp-content/uploads/2009/11/Educar-para-la-comunicacion-es-educar-para-descubrirse-a-uno-mismo.pdf - fecha de consulta: 15 de marzo de 2010.

[4] Esta cita la podemos ampliar en el libro de Edgar Morín El cine o el hombre imaginario cuando se refiere a la fotogenia. Según Morín “Expresan el deseo impotente de expresar lo inexplicable”.

[5] Los estereotipos son construcciones sociales de índole subjetiva y no suelen coincidir con la realidad. Los estereotipos de género nos muestran lo que se espera de un niño y de una niña y se materializan en la conducta diaria mediante los roles de género. Por tanto, los roles de género son la ejecución del conjunto de conductas y comportamientos que se consideran ajustadas y apropiadas a hombres y mujeres, dentro de una cultura determinada (Deaux, 1987, 1993; Gentile, 1993). A través de prácticas educativas andróginas  se puede conseguir que los niños y niñas alcancen un equilibrio entre las características psicológicas y comportamentales; por tanto, los sujetos crecerían liberados de las restricciones que les imponen los estereotipos y roles tradicionales, desarrollando conductas alternativas contrarrestadas desde el razonamiento.

[6] Robyn Quin desarrolla este aspecto en su libro La Revolución de los medios audiovisuales del cual podemos encontrar el capítulo “Representación y estereotipos” en la pág. 161 del libro Comunicación Educativa en la Sdad. de la Información.

 

Antecedentes teóricos:

 

Partimos de la base de la no-consideración de la mujer como un ser humano de pleno derecho, en ningún ámbito es considerada en un plano de igualdad tal como el hombre. “… al estar la mujer constituida como una entidad negativa, definida únicamente por defecto” (Bordieu, 2000).  La base de la construcción simbólica e imaginaria de la mujer está en la creación de un estereotipo, que fundado en la otredad haga a la mujer un ser diferente, pero en inferioridad de condiciones, al hombre. 

 

La relación hombre-mujer no encierra reciprocidad, esta afirmación es en cierto modo comparable a las relaciones pseudo-comunicativas que en un principio se ponen bajo sospecha a la hora de iniciar este estudio. A todas luces, nos encontramos ante una violencia simbólica que ha llegado a perpetuarse como invisible para sus propias víctimas y que llega a ejercerse a través de mecanismos simbólicos de la comunicación y el conocimiento. Y es que esta dominación procede de la asimilación de los esquemas androcéntricos como garantes indiscutibles de las significaciones  “La fuerza especial de la sociodicea masculina procede de que acumula dos operaciones: legitima una relación de dominación inscribiéndola en una naturaleza biológica que es en sí misma una construcción social naturalizada” (Bordieu, 2000. Pág. 37).

 

Varios puntos de la teoría de Pierre Bordieu en su libro La dominación masculina vienen a apoyar el presente estudio. Por ejemplo, en la página 53, se pone de manifiesto que  "El matrimonio es el medio privilegiado de adquirir una posición social" o más adelante cuando nos apunta que las mujeres sólo pueden aparecer en el orden social como un símbolo cuyo sentido se constituye al margen de ellas, cuya función es contribuir a la perpetuación o aumento del capital simbólico poseído por los hombres; nos trae a la mente que éste es el motivo por el que los príncipes eligen esposa. Encontrando a las mujeres atrapadas en unos esquemas mentales, en una violencia simbólica de la que se declaran sufridoras y que constituyen la base de las relaciones de dominación eterna, puesto que "los dominados aplican a las relaciones de dominación unas categorías construidas desde el punto de vista de los dominadores".

 

Del mismo modo que Simone de Beauvoir en su libro El segundo sexo – Los hechos y los mitos desenmascara los elementos ideológicos incluidos en los distintos ámbitos sobre los que se gesta el concepto de mujer (biología, psicoanálisis, materialismo histórico, historia...), a partir del estudio de las representaciones sexistas que nos muestran las escenas audiovisuales de las películas de Disney, podremos poner al descubierto cómo esa misma conceptualización de la Otra sigue aún vigente y se utiliza como educación informal para transmitir una ideología androcéntrica.

 

A través de un estudio longitudinal de las representaciones femeninas de las princesas, se puede comprobar cómo se ha seguido perpetuando el orden establecido, cómo las relaciones de dominación, los atropellos, los privilegios, etc. siguen apareciendo como “condiciones de existencias” no sólo aceptables, sino desde cualquier punto de vista, naturales. Por tanto, el trabajo de construcción ya no se basa sólo en las representaciones externas de los cuerpos, sino a través del trabajo de construcción de las definiciones diferenciadas de los usos legítimos de esos cuerpos.

 

Simone de Beauvoir encuentra la cultura como factor decisivo en la opresión femenina: en la trampa de la reproducción está el origen de la opresión que sufren las mujeres, y, es por esta principal cualidad (la reproducción) por la que son deseadas las doncellas para ocupar el puesto de princesas (para encontrar quienes continúen la estirpe, para que les den nietos). Igualmente, Sylviane Agacinski, incide en este aspecto cuando nos traslada al "deseo popular" que considera bueno el amor de las mujeres hacia los hombres que quieren sobrevivir a través de sus hijos[8].

 

Difícilmente vamos a encontrar a una mujer que se reivindique como sujeto y que para ello aparezca en escena como mujer (por ejemplo encontramos el caso de Mulán que ha de tomar apariencia masculina para afirmar su rebeldía), este déficit según Beauvoir  es debido a que la mujer carece de medios concretos para poder reivindicarse, ya que vive un vínculo necesario que la ata al hombre sin plantearse una reciprocidad. Es por ello, que las escenas clásicas de princesas, nos muestren a unas mujeres que se complacen en su alteridad, y que, como en el caso de Mulán "...la diferencia se convertía en una cuestión...de vestimentas"[9], aunque en lo más profundo de sus pensamientos lamente que no exista una tercera vía, al tener que definirse como hombre y dejar de hacerlo como mujer[10].

 

En el lado opuesto de los atributos femeninos deseables (sensibilidad, modestia, sumisión...) aparecen los personajes malvados (las madrastras) que al haber perdido todas las cualidades del "bello sexo" y no ser deseables, nos muestran una imagen hostil y maldita, para provocar en el espectador esa repulsa hacia esa mujer objeto que ya no levanta pasiones masculinas. 

 

En el fondo de todas estas imágenes y relatos estudiados, encontramos una negación de la mujer a su propia trascendencia, haciéndola aprender conductas donde su propia libertad estará siempre coaccionada, debiendo reproducir las conductas esperadas por el sexo masculino (sumisión y caída en la inmanencia), reafirmando la teoría de Beauvoir "No se nace mujer, se la hace"[11].

 

En este sentido, Gilles Lipovetsky en su libro La tercera mujer nos pone en guardia acerca de los roles sexuales estereotipados personificados en las princesas de Disney que relegan a la mujer a un papel secundario y pasivo, en el que se dejan adorar para fomentar la espera del pretendiente o para concederle eventualmente sus favores. Encontramos unas historias rodeadas de una doble moral, donde el hombre disfruta de total libertad en todos los ámbitos, ya sea amoroso, sexual... y en el lado opuesto se halla a la mujer, para la que cualquier conducta en este sentido queda totalmente prohibida. Es por ello que determinados personajes femeninos aparecen mutilados sexualmente y con una encasillada mojigatería femenina (las mujeres siempre están inhibidas sexualmente).

No obstante, la mujer sigue dominada por la pasión femenina hacia el amor, en el que se da al hombre y es el hombre el que se aumenta con ella[12].

Considerada así la educación en el ámbito femenino y trasladada a las manifestaciones de entretenimiento infantil, encontramos que todas ellas giran en torno a los hombres y reflejan unos claros objetivos conservadores, por más evolucionadas hacia la libertad que pretendan presentarse. Y es que como nos recuerda Bordieu[13], la dominación masculina encuentra uno de sus mayores aliados en el desconocimiento que favorece la aplicación al dominador  de categorías de pensamiento engendradas en la relación misma de dominación.

 

Correlacionando con los atributos típicamente femeninos, descubrimos las tres misiones más importantes para las que la mujer fue creada en la mente masculina: 1º Amar, 2º Amar a uno solo y 3º Amar siempre[14]. En todo momento se reafirma la postura de Simone de Beauvoir, cuando dice que “... la mujer busca su salvación en el culto al amor”.

 

No obstante, todo este trasfondo ideológico, pueden surgir conductas bajo una aparente rebeldía, pero que o bien están asociadas a la época del cortejo, en el que la mujer adquiere el estatus de soberana del hombre, o bien toman prestada la apariencia masculina (como en el caso de Mulán) para poder actuar en libertad.

 

Otra muestra de la anulación femenina, cuya única razón para vivir es conseguir la ansiada dependencia afectiva del hombre, pues esta lección la aprendieron bien las mujeres: acatando ese orden familiar, económico, político o religioso instaurado por los hombres, que eran quienes ostentaban el poder[15] o, a lo sumo, manifestando una elección indeterminada, que no es más que el signo inferior de la libertad[16].

 

Por otro lado, las tesis desarrolladas por Román Gubern en Patologías de la imagen centran la mirada investigadora objeto de este trabajo en las funciones de las imágenes de los personajes estudiados; puesto que las imágenes siempre han sido utilizadas como alimento de pasiones o instrumento al servicio de las distintas ideologías. Esta instrumentalización de la imagen ha guiado sus representaciones hacia zonas donde los cuestionamientos éticos, políticos o religiosos llegaban a levantar pasiones encontradas.

 

Por tanto, el comienzo de toda investigación que pretenda incidir sobre las narrativas audiovisuales ha de partir del estudio de la imagen como un elemento decisivo en el desarrollo de la historia cultural.  Frazer propone una catalogación de las operaciones mágicas de las imágenes que nos permite conocer: en el plano figurativo, cómo son sustituidas o prolongadas por el pensamiento humano y, en el plano performativo, provocan los efectos que de ellas se pretenden.

 

Es tan importante investigar lo que las imágenes muestran, como todo lo que esconden, ya que toda imagen constituye un comentario que, una veces está implícito y otras explícito; para lo cual, deberemos dedicar un interés especial a la atribución performativa de las imágenes que estas narraciones suscitan en su joven público, puesto que al exhibir a personajes capaces de realizar prodigios, princesas dignas de ser adoradas, etc. se transmite no sólo una ideología, sino que se construye el imaginario infantil con unos mapas de significado que les harán conferir sentido al mundo. En definitiva, imágenes que construirán identidades con las que niños y niñas encontrarán un lugar en el mundo adulto.

 

Por último, igual que Gubern nos muestra la transformación del ratón Mortimer en Mickey Mouse, basada en un viejo precepto que aconseja cambiar algo para poder permanecer vigente; podemos comprobar cómo esta mutación continúa aún vigente en la metodología de Disney, puesto que las princesas van evolucionando aparentemente para no morir, se van adaptando a los tiempos, pero tal vez esos cambios que exponen sean como el de Mickey Mouse, ligeras transformaciones superficiales, pero que presentan a la misma princesa estereotipada de siempre, que sigue sumisa y esperando al hombre que la haga convertirse en La Otra.

 

La lectura de algunos de los ensayos contenidos en el libro Cultura infantil y multinacionales de Steinberg y Kincheloe, disipan las dudas sobre cómo se construye la identidad en la infancia, teniendo en cuenta, sobre todo, que las proyecciones cinematográficas influyen en la creación de la misma.

 

Así Kincheloe al referirse a la película Solo en casa, nos describe el efecto que causa la aparición de la bondad junto a la maldad para conseguir reforzar el efecto deseado, que no es otro que el de configurarle apariencia de monstruo.

 

Este mismo efecto lo vemos reproducido en muchas de las escenas de Disney: hermanastras (feas) y Cenicienta (bella); la Bella y la Bestia; la madrastra de Blancanieves... donde el juego con personajes estereotipados que representan los extremos de lo bueno y lo malo, suponen un elemento más para destacar la imagen deseada.

 

El ensayo de Giroux profundiza más en los efectos que las películas de dibujos animados de Disney provocan en la creación de la cultura infantil. Parte de la base de la propia denominación de las películas en sí mismas, que conocidas como "Máquinas de enseñar", están meticulosamente estudiadas para conseguir reproducir seres a imagen y semejanza de los prototipos  diseñados por esta multinacional.

 

En el caso de las mujeres, es aún peor: "Todas las mujeres en estas películas están subordinadas en el fondo a los hombres y definen su sentido de poder y su deseo casi exclusivamente desde el punto de vista de la narración del macho dominante".

 

Otros personajes que contribuyen a mantener la estructura social dentro de esta narrativa son los animales, quienes legitiman la desigualdad estructural como parte de un orden natural asumido por tod@s y que curiosamente, suelen acompañar a las mujeres y/o seres desvalidos que aparezcan en escena.

 

Para reconocer todos estos mensajes ocultos, Giroux nos da las claves que nos ayudarán a "ver" qué hay detrás de las imágenes de Disney; así, partiremos de darle el valor educativo que tienen para criticarlas y reescribirlas, consiguiendo descubrir qué estrategias se han utilizado para conseguir calar en públicos tan dispersos y, una vez detectado este poder, alfabetizar desde las escuelas a un público infantil para que sea capaz de interpretar críticamente estas representaciones de poder.

 

Finalmente, Jeanne Brady en Cultura infantil y multinacionales, sugiere que l@s educadores/as debemos prestar más atención a los espacios pedagógicos (tanto dentro como fuera de las escuelas), para plantar cara a los juegos que se puedan hacer basándose en la política del recuerdo y del olvido; en este sentido, Giroux ya nos recordaba que la política de la nostalgia, legitima una visión ingenua de la historia y una concepción dominante de los valores familiares.

 

Por tanto, como educadores/as deberemos ocuparnos de descubrir cómo se construyen estas representaciones por medio de recuerdos sociales que se enseñan, aprenden, median y apropian en formaciones particulares de poder, tanto dentro como fuera de las escuelas.

 

Igualmente los argumentos expuestos por Giroux en dos de sus libros: Placeres inquietantes y El ratoncito feroz sirven de fundamentos teóricos para apoyar el presente estudio, así encontramos en el primero enunciados como:

"Cuando la política se reviste con la imagen de la inocencia, está en juego algo más que el simple engaño. Se trata de la cuestión del poder cultural y de cómo influye en las formas públicas de comprensión del pasado. La inocencia en el mundo de Disney, se convierte en el vehículo ideológico a través del cual la historia se escribe de nuevo... La Disney Company no ignora la cultura, la reinventa como un instrumento pedagógico y político de sus propios intereses, poder...

Disney genera representaciones que afianzan imágenes, deseos e identificaciones con las que los públicos llegan a representarse a sí mismos y también sus relaciones con los demás.... Moviliza una noción de memoria popular que se presenta bajo el signo de Nostalgia de la inocencia infantil.

 

Disney ha producido una versión cinematográfica de la cultura popular a través de una pedagogía que relee la historia como herencia y la acción humana como una condición para adaptarse a las situaciones donde se produce la injusticia".

Asimismo, el hecho de formularse el autor toda una serie de cuestiones como:

"¿De quién son esos relatos? ¿En qué circunstancias se producen? ¿Qué relaciones sociales legitiman? ¿Qué historias excluyen o incluyen? ¿En qué medida son cómplices de los legados del patriarcado? (Roger Simon = esos legados nunca son inocentes). ¿Cómo se usan los cánones para afianzar formas particulares de autoridad?".

 

Ponen en funcionamiento el mecanismo de análisis del discurso para descubrir qué práctica pedagógica está implicada en la producción de estos relatos y cuáles son sus connotaciones sexistas. 

 

En El ratoncito feroz Giroux pone el dedo en la yaga al cuestionarse la esencia misma de Disney apostando por los aspectos pedagógicos y contextuales y, en concreto, indagando sobre el papel que estas prácticas juegan en la formación tanto de la memoria colectiva y el papel de los sexos, como en los atributos que en teoría debe poseer una mujer-niña-princesa.

 

Mediante la presentación de narraciones placenteras, Disney consigue una amalgama de placer e irritación que bajo la apariencia de inocente entretenimiento alcanza una fuerza de poder que es capaz de desarrollar modelos educativos entre la audiencia más tierna y maleable.

 

El campo de mi investigación se ve ampliado con las teorías expuestas por Giroux, quien considera necesario discutir a Disney desde el discurso social, lo que significa ofrecer un análisis que fuerce el enfrentamiento entre el discurso cívico y la cultura popular.

 


[1]Este aspecto lo podemos ver desarrollado en el preámbulo de la L.O.E “Entre los fines de la educación se resaltan el pleno desarrollo de la personalidad y de las capacidades afectivas del alumnado, la formación en el respeto de los derechos y libertades fundamentales y de la igualdad efectiva de oportunidades entre hombres y mujeres, el reconocimiento de la diversidad afectivo-sexual, así como la valoración crítica de las desigualdades, que permita superar los comportamientos sexistas. Se asume así en su integridad el contenido de lo expresado en la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.”

[2] Definición extraída del libro de Roberto Aparici Comunicación Educativa en la Sociedad de la Información (pág. 39). En concreto, el texto dedicado a la Comunicación: “El robo de la palabra comunicación y su proceso de travestización” ha sido el motor de arranque de esta investigación, intentando en la misma poner de manifiesto las relaciones de poder existentes en la comunicación.

[3] Mario Kaplún en el texto “Una Pedagogía de la Comunicación” (pág. 60), también en el libro antes mencionado, inicia un debate en este sentido, dejando abiertas muchas cuestiones acerca de cómo marcar el punto de convergencia entre Educación y Comunicación y no caer en el reduccionismo.

[4] Entrevista realizada por Rafael Miralles y publicada en el número 395 de Cuadernos de Pedagogía. Disponible íntegra en http://www.comunicainfancia.cl/wp-content/uploads/2009/11/Educar-para-la-comunicacion-es-educar-para-descubrirse-a-uno-mismo.pdf - fecha de consulta: 15 de marzo de 2010.

[5] Esta cita la podemos ampliar en el libro de Edgar Morín El cine o el hombre imaginario cuando se refiere a la fotogenia. Según Morín “Expresan el deseo impotente de expresar lo inexplicable”.

[6] Los estereotipos son construcciones sociales de índole subjetiva y no suelen coincidir con la realidad. Los estereotipos de género nos muestran lo que se espera de un niño y de una niña y se materializan en la conducta diaria mediante los roles de género. Por tanto, los roles de género son la ejecución del conjunto de conductas y comportamientos que se consideran ajustadas y apropiadas a hombres y mujeres, dentro de una cultura determinada (Deaux, 1987, 1993; Gentile, 1993). A través de prácticas educativas andróginas  se puede conseguir que los niños y niñas alcancen un equilibrio entre las características psicológicas y comportamentales; por tanto, los sujetos crecerían liberados de las restricciones que les imponen los estereotipos y roles tradicionales, desarrollando conductas alternativas contrarrestadas desde el razonamiento.

[7] Robyn Quin desarrolla este aspecto en su libro La Revolución de los medios audiovisuales del cual podemos encontrar el capítulo “Representación y estereotipos” en la pág. 161 del libro Comunicación Educativa en la Sdad. de la Información.

[8] Esta idea es importante al considerar que la mayoría de los príncipes buscan alguien que perpetúe su estirpe. (Agacinski,1998: p. 94) "El amor de las mujeres es bueno para los que quieren sobrevivir a través de sus hijos (deseo popular), mientras que el amor sublimado de los chicos es bueno para aquellos que desean contemplar las ideas eternas”.

[9] Para Sylviane Agacinski una vez que se había silenciado a la mujer, la única diferencia perceptible se iba a convertir en una cuestión de historia, de cultura, de vestimentas (Pág. 18).

[10] Sylviane Agacinski en su libro Política de sexos (pág. 17) "...cuando una mujer se define hombre "deja de sentirse mujer" lamentando que no exista una tercera vía".

[11] Agacinski retoma esta idea para cuestionarse qué tipo de mujer llega a hacerse para convertirse en un ser socialmente inferior. (pág. 62).

[12] Le Gai Savoir, libro V, p,363. Citado en La tercera mujer de Gilles Lipovetsky (pág. 17).

[13] Pierre Bordieu, en La dominación masculina (pág. 89), nos pone sobre aviso de las Categorías dominadoras y de la visión femenina de la visión masculina, ya que la estructura impone sus coerciones a los dos términos de la relación de dominación... los dominadores pueden beneficiarse sin ser "dominados por su dominación".

[14] Ibid. Cita a Michelet, L'Amour (1858).

[15] Agacinski, Política de sexos. (Pág. 35) comenta que "Ellas se han doblegado al orden familiar... por aquellos que se reservaban el monopolio de los poderes".

[16] Agacinski hace referencia a Spinoza cuando dice que la elección indeterminada o la decisión arbitraria son el grado inferior de la libertad. (Pág. 60).

 

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