RESULTADOS


RESULTADOS

 

Basándonos en los anteriores análisis del material audiovisual, se obtuvo como primer resultado una categorización personalizada de cada princesa que sirvió de soporte para alcanzar las conclusiones que más adelante se describen y que no son más que el producto de la asimilación a clasificaciones naturalizadas por los esquemas de dominación masculina.

 

Categorías distintivas:

 

 

 

La primera en categorizar fue Blancanieves (Blancanieves y los siete enanitos, 1937): La protagonistas siempre aparece limpiando y con una actitud de total satisfacción aunque realice tediosos trabajos. En las escenas fuera de su entorno conocido se muestra asustada y desprotegida. En un principio la intención fue de llamarla LA INGENUA CHACHA ASUSTADA, pero teniendo en cuenta que es una princesa y que el término chacha podría ser demasiado peyorativo se optó por denominarla LA INGENUA PRINCESA ASUSTADA QUE DISFRUTA LIMPIANDO

 

 

 

 

 

Cenicienta (La Cenicienta, 1950) ha perdido su nombre y se la reconoce en el cuento por el apodo, trabaja de sirvienta en su propia casa, pero no se trata de una sirvienta cualquiera con derechos y una jornada de trabajo, sino que constantemente es explotada y ultrajada por sus hermanastras quienes fruto de la envidia, le dan órdenes y aprovechan su posición privilegiada para incitar a su madrastra a que la someta a constantes castigos. Se ha incluido en la categoría de LA PRINCESA VÍCTIMA DE MOBBING Y SIN DERECHOS LABORALES.

 

 

 

 

 

Aurora (La Bella Durmiente, 1959) es la gran engañada, recluida para que no le afecten los males del mundo, cuando sale a la luz, se deja embaucar de nuevo por los encantamientos de la bruja malvada. En el relato, Aurora resulta ser una persona sobreprotegida, por lo que es fácil que desarrolle una autoestima disminuida con respecto a la realidad. Esta princesa es educada con una falta total de capacidad para tomar decisiones. Así, que la conoceremos como LA PRINCESA ENGAÑADA.

 

 

 

 

 

Ariel (La Sirenita, 1989) está dispuesta a dejarlo todo por formar parte de su Príncipe Azul. No le importa modificar su aspecto o incluso perder alguna de sus facultades por conseguir su ideal, pero esta ilusión no está enfocada a sí misma: en llegar a ser o en su propio ser, sino en anularse como persona, ya no será lo que es hasta ahora, ni tampoco será algo distinto, sólo será una parte de otro ser, de un hombre…  Por este no quererse a sí misma hasta límites que rayan la insensatez, la autolesión, que la lleva incluso a provocarse la mutilación, se categorizó como LA PRINCESA DE LA RENUNCIA.

 

 

 

 

 

Bella (La Bella y la Bestia, 1991) representa un papel más activo en la narración, pero sus funciones son siempre las de cuidadora y oscilan entre el cuidado que profesa a su padre enfermo, al cuidado que con afecto consigue acercarla a la Bestia, por este trabajo que ella realiza con amor y que desde siempre se ha considerado como una actividad inherente al género femenino ocupará la categoría de PRINCESA CUIDADORA.

 

 

 

 

 

Jasmine (Aladdín, 1992) parece una princesa más rebelde que pretende dirigir su vida, pero nada más lejos de la realidad ya que siempre son los hombres que la rodean los que deciden por ella: su padre, el Visir, el tendero… y hasta el pillo de Aladdín la utiliza para alcanzar su sueño de ser rico. A pesar de ser princesa no tiene capacidad para elegir ni tomar decisiones dentro de su reinado, careciendo del más básico signo de libertad como es la autodefinición; por lo que se puede categorizar como LA PRINCESA DEFINIDA POR LOS HOMBRES.

 

 

 

 

 

Pocahontas (Pocahontas, 1995) ha nacido y crecido libre, la naturaleza es cómplice de sus sentimientos. A pesar de ser un espíritu libre, se siente perdida y busca su camino (un lugar en el mundo que le dé sentido a su vida), aunque para alcanzar su meta, pone sus miras y sus esperanzas en un hombre, el príncipe de sus sueños que la "perfeccione" como persona.

En lugar de categorizarla con una afirmación que la identifique, se decidió dejarla en una pregunta: ¿ESPÍRITU LIBRE?

 

 

 

 

 

Mulán (Mulán, 1998) es una princesa guerrera, que sólo puede llevar a cabo sus hazañas bajo la apariencia de un hombre; por lo tanto, todas las actividades que consigue realizar no son atribuibles a su condición de mujer, sino a la negación de la misma.

En este relato hay dos formas de conseguir el HONOR: Si eres hombre = lo demostrarás en el campo de batalla (como guerrero). Si eres mujer = al encontrar a un hombre con el que casarse (ése es el fin de todas las jóvenes).

 

Mulán desea el honor para su familia, pero aún siendo mujer escoge adoptar una identidad masculina que la legitime ante su sociedad para hacer la guerra y salvar a su pueblo. Esta princesa, por tanto, se ubicó dentro de la categoría de LA DUALIDAD o LA PRINCESA DUAL.

 

Tiana (Tiana y el sapo, 2009) tiene un sueño: ser empresaria y para conseguirlo lleva toda su vida trabajando de la mañana a la noche hasta la extenuación. Un día aparece un hombre mujeriego y juerguista, bajo la apariencia de sapo que altera sus planes, consigue conquistar el corazón de Tiana y ésta le hace participar de su futuro. Ella se convierte en princesa y él en trabajador.

 

Tiana no quiere conseguir su sueño a costa "de lo que sea" y menos aún traicionando al hombre del que se ha enamorado, prefiere permanecer transformada en rana, si con ello, igual que su padre “… tenía lo que necesitaba: tenía Amor". No es el calificativo más idóneo, pero al moldearse ella y moldear a su "hombre" haciéndole trabajar, se prefirió llamar LA PRINCESA MOLDEADORA.

 

 

A partir de aquí se exponen los distintos análisis: