INTRODUCCIÓN
A través de los cuentos tradicionales habitualmente se transmiten modelos interpretativos del mundo que contribuyen a la construcción de la identidad. Las historias contadas a l@s niñ@s proporcionan los mapas de significados que les permiten dar sentido al mundo, estos relatos forman parte de la memoria colectiva de la sociedad y en cierto modo contribuyen a fijar sus identidades.
En este sentido Disney ha sabido utilizar y adaptar al cine distintas versiones que transmitían una filosofía cultural, donde las mujeres tenían un papel secundario y sumiso ante los hombres y, aunque los personajes de las princesas han ido evolucionando y sufriendo adaptaciones paródicas al contexto histórico en el que eran representadas, su papel masculino-dependiente sigue estando presente, mostrando cierto atisbo de rebeldía que culmina felizmente con el sometimiento al personaje del género masculino que es sobre el que se desarrolla la acción.
Es difícil encontrar una figura femenina que tenga éxito fuera de los roles tradicionales. Parece que las mujeres fuertes e inteligentes sólo pueden existir si al final se casan, con lo que su actividad es tan sólo una fase para interesar a su pareja.
El 26 de diciembre de 2009, salía publicado en El País un artículo titulado: Las princesas se ponen a trabajar. El feminismo ha hecho cambiar los cuentos - Disney ofrece ahora historias de igualdad. Ante la aparición de la última película de Disney, parecía interesante realizar un estudio de cómo el sexismo en las películas de esta multinacional había evolucionado, los nuevos tiempos y los movimientos feministas estaban cambiando a los personajes de los cuentos, pues la nueva princesa que los medios anunciaban, se presentaba como moderna y representando unos roles de género menos estereotipados que sus antecesoras; por tanto, esta idea fue el detonante de la presente investigación.
Recientemente han sido motivo de polémica las declaraciones sobre el sexismo en los cuentos tradicionales que hiciera la Ministra de Igualdad. Toda clase de comentarios han hecho eco de los medios de comunicación:
"El Ministerio de Igualdad de Bibiana Aído pretende acabar con la lectura en los colegios de cuentos clásicos como Blancanieves, la Cenicienta o la Bella Durmiente porque los considera sexistas. Las princesas románticas que necesitan ser salvadas por un valiente príncipe azul, o las que limpian la casa de los enanitos fomentan, a su juicio, el sexismo ya desde la escuela".
Sin duda, este escenario y la necesidad casi obligada como educadora social de poner los medios bajo sospecha, ha marcado el inicio de este análisis mediático, lo que es sinónimo de sentar las bases para destruir el código que los medios utilizan, poniendo al descubierto el funcionamiento de sus aparatos ideológicos.
Por tanto, y con base en las recomendaciones formuladas por Robert Ferguson hacia los estudiantes de los medios, se ha desarrollado este análisis de los discursos, teniendo en cuenta que habría que hacer una prospección en lo ideológico, ya que “es imposible dedicarse productivamente a los estudios mediáticos sin abordarlo” (Ferguson, 2007, pág. 48), reconociendo en todo momento que “… más allá de las representaciones mediáticas hay un mundo material”, “que el mundo material es constantemente estructurado para el significado”, “… que las representaciones mediáticas pueden tener efecto sobre la realidad”, “… que las cuestiones de identidad, poder, contradicción y complejidad tienen que formar parte de todo desarrollo técnico o metodológico acerca de los estudios mediáticos”.
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