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Análisis de los personajes

Page history last edited by Carmen Cantillo 13 years, 10 months ago

Análisis de los personajes:                                                                                                                                                                                                            

 

Los datos resultantes de este análisis han ofrecido resultados objetivos acerca de las características de los personajes implicados en la narración y que han servido de base para el posterior análisis del argumento.

 

  • Las princesas.          

 

La denominación que reciben las princesas está referida a sus cualidades físicas, a su belleza en definitiva o a relaciones de parentesco con los hombres. Van desde calificativos tiernos cuando las consideran seres desprotegidos, hasta despectivos al realizar acciones transgresoras o referidas a su poca capacidad. Igualmente, el aspecto físico de las princesas ha ido evolucionando a través de los años para adaptarse a la moda femenina, estilizando cada vez más sus figuras, pasando de una redondeada Blancanieves a la "cinturita de avispa" de Tiana, jactándose algunas de lucir un aspecto un tanto anoréxico, que a todas luces habrá que denunciar como posible modelo a imitar entre las niñas más jóvenes.

 

Blancanieves: "criatura linda y guapa... una boca color rosa, negro su cabello...".

Cenicienta: por un apodo referido a su descuidado aspecto físico.

La Bella Durmiente: por su dulzura y belleza.

Bella: "una chica rara", por la profesión de su padre.

Jasmine: "princesita remilgada" - Su capacidad: "botarate", "arpía".

Pocahontas: "engreída", "libre".

Mulán: "tu linda flor" - Al descubrir su engaño: "sucia traidora". 

Tiana: "señorita",  "hermosa princesa".

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          Todas Todas las princesas son chicas jóvenes, pero se nos muestran desvalidas y carentes de unas relaciones familiares fuertes, así encontramos que la mayoría carece al menos de alguno de sus progenitores, o si están ambos como en el caso de Mulán, se muestra a un padre enfermo y mermado de sus capacidades.

 

También se han analizado los principales problemas que las princesas presentaban y cómo se resolvían, encontrando que la principal búsqueda que todas ansían se soluciona encontrando a un hombre (al Príncipe) y el medio para conseguir sus deseos, siempre estará propiciado por la magia, nunca por sus propios esfuerzos. El poder de la magia, en Pocahontas, representado en la figura de un árbol parlante, interpreta el papel de confesora y asesora de la joven princesa, quien hará partícipe de sus confesiones íntimas[1] a "La abuela Sauce" que influirá en el futuro y las relaciones de la joven pareja mediante sus consejos mágicos[2]. Incluso Mulán que tiene que defender a su pueblo, para conseguirlo no lo hace como mujer, sino disfrazada de hombre. Por tanto, todos los problemas que a las mujeres les puedan surgir, hallan su resolución en un hombre.

 

  • Los príncipes.

           

El aspecto físico de los príncipes es el de un galán apuesto y seguro de sí mismo, incluso La Bestia, que es grotesco, recuperará al final el aspecto de un bello joven.

En el relato son denominados por su nombre de pila, su bello aspecto o su cualidad de Príncipe: "joven príncipe", "apuesto...", "buen ejemplar", "diamante en bruto", "capitán", "hombre popular"...

 

Las primeras apariciones de los príncipes, suelen ser de meros figurantes, aunque esta interpretación en pequeños papeles menores, no está en relación con el gran valor representado en los mismos, ya que son de vital necesidad para legitimar la existencia de las princesas. Sin embargo, a medida que vamos avanzando en la filmografía, su participación en las narraciones, va alcanzando una mayor ocupación de pantalla, ampliando el valor de los papeles que estos interpretan.

 

  • Los personajes secundarios.        

      

Las mujeres son conocidas por las profesiones de sus maridos o por la relación con los hombres: "hija de...", "esposa de...". Se encuentra una división entre las mujeres jóvenes que son sexualmente exhibidas como objetos de deseo: con vestidos ceñidos y atrevidos, incluso en casos de personificación de objetos encantados (la mujer-plumero en La Bella y la Bestia) vemos cómo las figuras retóricas son utilizadas para la construcción simbólica de la mujer joven y sexy que no necesita hablar para atraer la atención del hombre (sólo deberá pavonearse delante de él). En el caso de ser nombradas, cosa que no ocurre siempre, se utilizan apelativos como "jovenzuelas", "chicas dispuestas...".

 

En el otro extremo aparecen las mujeres mayores, que suelen presentar una indumentaria poco atractiva: cuando no, aparecen con trajes de faena, ataviadas con delantales o con un aspecto grotesco, lo hacen de brujas o interpretando el papel de una persona amargada, que a pesar de demostrar inteligencia, dejan de ser un modelo a imitar como en el caso de las princesas, además de ser nombradas también en relación a los hombres.

 

Los hombres son denominados por sus puestos de trabajo en el ámbito público, se tendrán en cuenta a la hora de referirse a ellos, su valentía y fortaleza, así como su aspecto físico y actitud de poder. Se han encontrado padres autoritarios que deciden el futuro de sus hijas y, desde los que tienen más carácter como Tritón, hasta los más permisivos, como el padre de Jasmine, utilizarán a sus hijas como objetos de intercambio.

 

En los papeles representados por los personajes secundarios, se establecen las jerarquías sociales con las que se pretende transmitir una ideología que, como nos recuerda Robert Fergunson, "poseen la capacidad de inducir a las personas a hacer ciertas cosas o de hacerles ver las cosas de cierta manera". Esta idea está vinculada con la “falsa conciencia”. Así, veremos reforzado el rol autoritario y sabio del "macho más anciano"[3], en el papel del padre de Pocahontas que decidirá el futuro matrimonio de ésta con el hombre más fuerte de la tribu[4], contribuyendo todo este entramado de personajes y escenas a definir el matrimonio como el medio privilegiado a través de la historia para adquirir una posición social ante el grupo.

 

Entre los personajes secundarios también se pueden incluir a los animales, aunque no por el análisis de los estereotipos sexistas que sobre ellos se pueda realizar, sí por el significado que conceden al papel subordinado que han de ocupar las princesas. Éstos casi siempre aparecen como compañeros de las princesas, y lejos de suponer una mera compañía como lo hacen en algunos casos con los príncipes (Eric, John Smith...); suelen aparecer en el mismo nivel que ellas, por tanto, sería otra forma de legitimar una jerarquía social que forma parte del orden estructural de la sociedad[5].

 

  • Roles, tareas y oficios. 

 

En cuanto a los oficios de las princesas, han pasado de realizar tareas domésticas y de cuidado, las primeras; a realizar tareas de camarera, la última; también ha habido otras que no han pasado de meras chicas de adorno que se limitaban a coger flores o a permanecer aburridas en sus castillos, aunque todas tienen un factor común: ninguna ha aparecido realizando tareas cualificadas y, a pesar de que Tiana ha alcanzado la esfera pública en el ámbito laboral, no ha sido más que para estar explotada y pluriempleada[6]. Otro aspecto a destacar es la falta de independencia económica que tienen nuestras princesas, ya que aún en el caso de Jasmine o Ariel que tienen una posición acomodada, dejan claro que "nunca llevan dinero", o, en el caso de Tiana que aunque trabaje del día a la noche, son escasas las monedas que puede reunir, lo cual viene a transmitir el mensaje de que las diferencias retributivas entre hombres y mujeres es algo que ha de asumirse como natural dentro del orden de la sociedad[7].

 

Los príncipes comienzan siendo sólo príncipes y como tal no se les observa ninguna tarea, ni trabajo conocido; es a partir de Pocahontas cuando emprenden un papel más activo, a excepción del príncipe Eric que aunque es marinero, sólo aparece como el pasajero de honor del barco; Li-Sang (en Mulán) aparece como un valiente capitán y, por último, el príncipe Naveen (en Tiana y el Sapo), que aunque es un calavera, al final consigue un trabajo de camarero, que tampoco se sabe cuánto le durará, porque la película termina ahí, precisamente en ese lance.

 

  • Los problemas y su resolución. 

          

El principal problema al que se enfrentan las princesas, es encontrar marido y su resolución pasa por encontrar al hombre-guapo de sus sueños, que les confiera como mujer, un estatus de respetabilidad ante la sociedad, sólo en el caso de Pocahontas, el final de la narración no termina en boda, aunque quizás en este caso lo que queda al descubierto es la falta de avances médicos que tienen los indígenas para poder sanar al hombre civilizado.

 

Los príncipes comienzan por no tener problemas, aunque estos personajes van desvelando una necesidad de encontrar a una mujer que, como en el caso de La Bestia, le saque de su hechizo, o como Aladdín, le convierta en Príncipe. Es decir, que van asemejándose a los personajes secundarios en este aspecto, ya que casi todos necesitan hacerse ricos o alcanzar prestigio, apareciendo como seres avariciosos cuyo único interés es enriquecerse a costa de lo que sea; no obstante, sus aspectos no serán tan grotescos o desaliñados, como sería su equivalente en el género femenino (las brujas).

 

  • Actitudes/Tareas tradicionales y trsgresoras.

          

Éste es un aspecto que requiere de un mayor esfuerzo adaptativo[8] a la sociedad en la que se representa la acción, ya que las princesas han debido sufrir un proceso de ascenso personal y social, desde una Blancanieves o Cenicienta desposeídas, y que gracias a las virtudes femeninas y la irremediable intervención del destino,  alcanzaban una justicia poética, han ido evolucionando hasta la actual Tiana que, aunque en una escala laboral muy rudimentaria, consigue salir adelante gracias a sus propias estrategias.

 

Aunque todas las actitudes estarán representadas por los más encasillados estereotipos, prejuicios e intolerancias. Como en el caso de Tiana y el Sapo, donde un príncipe libertino necesitará casarse con una chica rica para resolver sus problemas; aunque llevado por la apariencia externa de Tiana, le hará confundirla con una princesa y todos sus planes se frustrarán. Naveen, superficial y cargado de prejuicios, asociará la indumentaria ostentosa de Tiana con un signo inequívoco de su acomodada posición, provocando el  “malentendido” que frustre su estrategia de conquista viril.

 

El estereotipo[9] de la chica consentida lo representa Charlotte, quien dejará clara la importancia que el dinero tiene a la hora de conseguir los deseos: todo tiene un precio, incluso las personas y el amor pueden comprarse con dinero; por tanto, la construcción social que se alcanza con los mensajes transmitidos por este personaje secundario alcanzan a organizar las estructuras mentales infantiles, de tal modo que frases como la que Charlotte repite al inicio de la película “… besaría a cien sapos con tal de casarme con un príncipe y ser una princesa” son de las que más calado tienen entre la audiencia femenina, llegando a ser la interpretación más valorada y premiada de los principales portales Disney[10].

 

Se han encontrado en la posición femenina actitudes de ilimitada entrega como el caso de la sufridora Cenicienta; de aceptación a la violencia simbólica que les supone estar atrapadas en esquemas mentales de sumisión, como Blancanieves o la Bella Durmiente; pasando por otras que incluso son víctimas de una violencia física, como es el caso de Jasmine cuando el Visir le escupe y la empuja; o cuando Bestia aporrea la puerta porque Bella no quiere bajar a cenar, Bella también tiene que soportar que Gastón le arranque rudamente el libro de las manos, mientras le dice "no es bueno que la mujer lea".

 

Asimismo, se han visualizado las típicas tareas de cuidado para las que la mujer parece estar genéticamente constituida (caso de Bella, que no sólo cuida a su padre, sino también a su carcelero)[11], pero que como fiel reflejo de una sociedad conservadora vienen a perpetuar el rol sumiso de la mujer, o en todo caso, como seres frívolos e incapaces de interesarse por cosas serias (Pocahontas, Ariel, Jasmine…), y que reproducen la líbido dominandi que hace a los hombres ocupar el lugar de dominación en los juegos y a las mujeres convertirlas en "¢hinchas¢ incondicionales pero mal informadas de la realidad del juego y de las bazas que en él disputan" (Bordieu, 2000, pág. 97).

 


[1] Lipovetsky, en La Tercera Mujer, explica cómo transcurren las conversaciones femeninas, las cuales están relacionadas con sus vivencias íntimas y suelen ser distintas a las conversaciones de los hombres (pág. 26).

[2] Mediante la ordenación en las relaciones sociales se promueven formas de dominación (Giroux, Placeres inquietantes, 1996, pág. 153).

[3] Todas las familias se rigen de forma monárquica bajo la autoridad del macho más anciano (Aristóteles, Política, 1,5,1252,b. (Agacinski, Política de sexos, 1998, pág. 36).

[4] Ellas se han doblegado al orden familiar, económico, político y religioso instaurado por aquellos que se reservaban el monopolio de los poderes (Agacinski, Política de sexos, 1998, pág. 35).

[5] Giroux en Cultura Infantil y Multinacionales se refiere a este aspecto en la pág. 75, cuando nos pone sobre aviso de que la naturaleza y el reino animal en las películas de Disney proporcionan el mecanismo para presentar y legitimar la jerarquía social, la realeza, la desigualdad estructural…

[6] Desde siempre el trabajo incumbía al hombre, y los cuidados del hogar y la familia incumbían a las mujeres. Si como dice Carlos Prieto … estamos ante una igualdad desdiferenciada, al reconocer la misma naturaleza social respecto del “trabajo” y de los “cuidados”, “del mercado” y de “la familia”, hombres y mujeres deben ser reconocidos como iguales e idénticos, con los mismos derechos y obligaciones… (Prieto, 2007, pág. 45).

[7] Si desde niñ@s se nos enseña que esta postura es totalmente natural, nadie se escandalizará cuando de mayor se reproduzca en la esfera laboral, ésta sería la respuesta a la pregunta que Pierre Bordieu se formula en su libro La dominación masculina: (pág. 11): "Es sorprendente que el orden establecido, con sus relaciones de dominación, sus derechos y sus atropellos, sus privilegios y sus injusticias, se perpetúe, en definitiva... que las condiciones de existencia más intolerables puedan aparecer tan a menudo como aceptables por no decir naturales".

 

[8] "Disney ha producido una versión cinematográfica de la cultura popular a través de una pedagogía que relee la historia como herencia y la acción humana como una condición para adaptarse a las situaciones donde se produce la injusticia" en este sentido se refiere Giroux en Placeres inquietantes (pág. 78).

[9] Por desgracia, este tipo de estereotipos se reproduce, en diversos grados, en todas las películas de dibujos animados de Disney (Steinberg & Kincheloe, 2000, pág. 71).

[10]http://www.disney.es/FilmesDisney/tiana_y_el_sapo/ (consultado el 22 de mayo de 2010).

[11] Carlos Prieto en su libro Trabajo, género y tiempo social se refiere a la crítica feminista sobre los enfoques comparativos de los sistemas de protección social, encontrando en el welfar mixt una fórmula de asociar los recursos de las familias y el mercado, pero que suelen ser obras caritativas vinculadas a la iglesia y es donde se pueden encontrar a las mujeres prodigando los cuidados gratuitamente.

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