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9) Reflexión personal

Page history last edited by Carmen Cantillo 13 years, 10 months ago

Introducción

 

Tiana y el sapo se estrena en España a principios del 2010 y es en este año cuando irrumpen en los medios de comunicación contradictorios comentarios sobre las políticas de coeducación iniciadas por el Ministerio de Igualdad. La inclusión de nuevas lecturas sobre viejos cuentos infantiles, donde la imagen de la mujer era utilizada en tono peyorativo y sumiso, es interpretada en muchos entornos como una censura y prohibición de la literatura clásica infantil.

Aunque la historia de Tiana comparte semejanzas con anteriores princesas, ésta es una princesa más moderna que tiene su propia carrera; por tanto, se diferencia de los dibujos animados del pasado, apartándose  de estereotipos raciales utilizados hasta ahora, incluso en algunas películas de Disney.

Aunque también es de considerar que ante la filosofía mercantilista que rodea a la multinacional Disney,  no parece arbitraria la utilización de una princesa de color en estos momentos, puesto que más bien supondría utilizar como una pleitesía al color de la piel de Primera Dama de los Estados Unidos.

 

La princesa

 

Esta princesa se presenta como una mujer independiente, moderna y que tiene un sueño: ser empresaria, para conseguirlo ha de trabajar de la mañana a la noche, llegando incluso a la extenuación. Aunque un día aparece un hombre mujeriego y juerguista, bajo la apariencia de sapo que altera sus planes, consigue conquistar su corazón y ella le hará partícipe de su futuro. Tiana se convierte en princesa por el hecho de compartir su vida con un miembro de la aristocracia, le moldea y consigue hacerle trabajar junto a ella.

 

Las imágenes

 

Aún bajo la apariencia de rana para Tiana y de sapo para Naveen, se mantiene la relación de dominio-sumisión a la que históricamente mujeres y hombres hemos estado condenados. A través de la división sexual de las legítimas utilizaciones del cuerpo se establece el vínculo de los usos públicos y activos de los hombres (dar la cara) y de la mirada baja y la sumisión postural de la mujer que la obliga a adoptar posiciones y maneras que la hacen empequeñecerse[1]

De este modo se pueden comprobar en multitud de mensajes visuales el choque entre la idea de la nueva princesa libre que va a decidir su destino y los códigos gestuales y posturales que la recluyen en un "cercado invisible" que la confina a un plano secundario en un mundo decidido por y para los hombres.

 

Las tareas

 

En lo tocante a oficios, llegamos a la última película analizada, del mismo modo en el que comenzamos: las clasificaciones laborales no han  evolucionado a lo largo de estos años, a las mujeres se les siguen asignando tareas de baja cuantificación (camarera, costurera…) y a los hombres se les adjudica un papel que, si no tiene una gran importancia en lo tocante a funciones, sí está asociado con ostentosas retribuciones y prestigio profesional. Tiana no recibe apenas dinero por los trabajos que realiza, a pesar de la extensa carga horaria que esto le supone, lo que la lleva a no poder disfrutar de tiempo libre para compartir con la gente de su edad[2]. Además, son hombres quienes decidirán el futuro de las mujeres en escenas como los impedimentos para que Tiana pueda comprar el local donde piensa montar el negocio.

 

¿Cómo se resuelven los problemas?

 

El problema principal de Tiana es cumplir el sueño inacabado de su padre, los obstáculos a los que ha de enfrentarse son de todo tipo: su entorno duda de ella (el cocinero lo expresará en varias ocasiones), su madre querrá verla casada, incluso mediante la transformación en rana, veremos el símil de la adolescente deslumbrada por el chico juerguista que cambia su educación, olvidando los sueños por los que siempre ha luchado, tambaleándose durante casi toda la película la identidad férrea de esta joven princesa.[3]

En el lado del protagonista masculino, aparece un príncipe calavera que para resolver sus problemas necesitará casarse con una chica rica; aunque llevado por la apariencia externa de Tiana, le hará confundirla con una princesa y todos sus planes se frustrarán. Naveen, superficial y cargado de prejuicios, asociará la indumentaria ostentosa de Tiana con un signo de inequívoco de su acomodada posición, provocando el  “malentendido” que frustre su estrategia de conquista viril.

El estereotipo[4] de la chica consentida lo representa Charlotte, quien dejará clara la importancia que el dinero tiene a la hora de conseguir los deseos: todo tiene un precio, incluso las personas se pueden comprar con dinero; por tanto, la construcción social que se alcanza con los mensajes transmitidos por este personaje secundario alcanzan a organizar las estructuras mentales infantiles, de tal modo, que frases como la que Charlotte repite al inicio de la película “…besaría a cien sapos con tal de casarme con un príncipe y ser una princesa” son de las que más calado tienen entre la audiencia femenina, llegando a ser la interpretación más valorada y premiada de los principales portales Disney[5].

 

Análisis del relato

 

El culto a la belleza tanto femenina como masculina salta a la vista en la mayoría de las escenas, gracias a la belleza y posición de Naveen, puede permitirse el lujo de no trabajar, además confiado en sus atributos físicos podrá decidir con qué joven casarse. Este argumento se ha venido repitiendo en las anteriores películas analizadas y del mismo modo que el príncipe elegía entre todas las jóvenes casaderas a Cenicienta en el año 1950, sesenta años más tarde se sigue manteniendo el estatus de poder del hombre sobre la mujer y, los relatos seguirán manteniendo vivas las relaciones de dominación eterna.[6]

Por otra parte, las maniobras utilizadas por las mujeres para “atrapar” a los hombres, se ponen de manifiesto en varias ocasiones: la amañada fiesta de la chica rica, los buñuelos “atrapa-hombres” de Tiana, etc. siempre existirán estrategias por parte de las mujeres para alcanzar el afecto de los hombres, que aparecerán como “pillados” en contra de su voluntad.

 

El discurso

 

A través de las frases de las mujeres se puede observar la complicidad y el código interno que utilizan las mujeres para conquistar al esperado hombre: “el secreto de mi madre… a través de su barriga”, “cuando una mujer dice luego, quiere decir en la vida”, etc. toda esta suerte de frases viene a suponer ese código secreto que de forma estereotipada se le concede a las mujeres[7].

También a los hombres se les asignan unos papeles que habitualmente se han inscrito en las operaciones de diferenciación simbólica y que tienden a acentuar su diferenciación sexual y su comportamiento masculino. Se pueden oír las letras de las canciones que interpreta el brujo cuando adivina el futuro de Naveen: “…tu madre te ha mangoneado… y si te casaras, tu mujer lo haría igual…”, estos mensajes vienen a reforzar la idea de los “ritos de separación” que tienen la función de emancipar al muchacho respecto de su madre y de asegurar su masculinidad progresiva, incitándole y preparándole para afrontar el mundo exterior (Bordieu, 2000, pág. 40).

La sumisión al silencio femenino, nuevamente vuelve a aparecer. En esta ocasión, contemplamos a una chica histérica, Charlotte, ante la llegada de “un príncipe” que habla y habla sin parar, pero su padre, en un gesto seguro y dominante, le tapará la boca con un bollo, recordándonos la tradicional frase ¡Calladita que estás más guapa! que todas las mujeres hemos escuchado.

 

El lenguaje audiovisual

 

Las escenas donde aparece Tiana trabajando están cargadas de múltiples recursos audiovisuales: primeros planos de su cansancio, exhibición de su vestimenta ante la cámara estática, panorámicas descriptivas… que transmiten el mensaje de la dificultad que una mujer independiente va a encontrar para liberarse de su opresión. Toda esta serie de recursos, gestos, vestimentas, etc. muestran el lado complicado que la mujer como tal encuentra para conseguir su emancipación[8].

Los sueños de Tiana se presentan con imágenes de una chica sexy lo que pone en tela de juicio el peso que sigue teniendo el bello sexo para representar a la mujer, su silueta es presentada con planos que ponen de manifiesto que la imagen de la mujer es lo más importante para conseguir éxitos profesionales y personales.

El final feliz de la boda de los sapos provoca la ruptura del hechizo y por consiguiente la realización de todos los sueños, los dibujos de los personajes se alejan de la mirada de l@s espectadores que tendrán la sensación de estar presenciando una escena real, donde la habilidad de Disney vuelve a conseguir despertar las esperanzas perdidas, mediante la presentación de escenas que simulan un travelling de retroceso en la más conservadora escena fílmica representada por personajes de carne y hueso.

 

Conclusiones

 

Esta película se ha presentado ante los medios como rompedora al presentar a una princesa moderna y que tenía retos profesionales y personales, pero tras el estudio pormenorizado de los personajes, el relato, los discursos, las canciones, el lenguaje audiovisual, etc. se ha desvelado la típica imagen conservadora y sexista que a lo largo de las restantes princesas de Disney se han venido estudiando.

Tan sólo se ha conseguido sacar a la mujer de la esfera privada, aunque no para que alcance un puesto importante ante la sociedad, sino para aparecer en trabajos devaluados personal y profesionalmente, extenuada de tener que estar pluriempleada y llegando incluso a abandonar sus sueños profesionales ante la presencia de un hombre que conquista su corazón. A pesar de aparecer en un principio como un ser asexuado a quien no le interesan las relaciones con sus iguales por la falta de tiempo que le inflige la sobrecarga laboral[9]

 

Bibliografía

 

Agacinski, S. (1998). Política de sexos. Madrid: Taurus

Beauvoir, S. d. (1999). EL SEGUNDO SEXO - V1 - LOS HECHOS Y LOS MITOS . Madrid: Ediciones Cátedra.

Bordieu, P. (2000). La dominación masculina. Barcelona: Anagrama.

Giroux, H. A. (2001). El ratoncito feroz: Disney o el fin de la inocencia. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruipérez.

Giroux, H. A. (1996). Placeres inquietantes. Barcelona: Paidós.

Steinberg, S., & Kincheloe, J. (2000). Cultura infantil y multinacionales. Madrid: Morata.

 

 


[1] Sobre el aprendizaje femenino de la sumisión corporal, donde las mujeres son cómplices inconscientes de estas normas invisibles,  se pueden encontrar varias ideas desarrolladas acerca de cómo se consigue la asimilación de la dominación, en el libro de Pierre Bordieu “La dominación masculina”  (págs..  36 a 43)

[2]Luchar por un ideal y por ir en contra del marcado futuro es casi imposible y suele estar mal visto.

[3]Esta idea la hemos visto reflejada en la reciente película "Una educación" de Lone Scherfig, en la que en un día lluvioso, la vida de una joven adolescente cambia radicalmente con la llegada de David, un pretendiente poco conveniente. David introduce a Jenny en un nuevo mundo reluciente de conciertos de música clásica y cenas tardías y va reemplazando la educación tradicional de Jenny por una versión suya propia, recogiéndola en el colegio en su deportivo y llevándola a subastas de arte y clubs llenos de humo. Al final el desengaño que David provoca en la vida de la adolescente, le hace replantearse el sueño que dejó aparcado.

[4] Por desgracia, este tipo de estereotipos se reproduce, en diversos grados, en todas las películas de dibujos animados de Disney. (Steinberg & Kincheloe, 2000, pág. 71)

[5]http://www.disney.es/FilmesDisney/tiana_y_el_sapo/ (Consultado el 22 de mayo de 2010)

[6] Pierre Bordieu considera que esta violencia simbólica asociada a través de la adhesión a instrumentos de conocimiento (alto/bajo, masculino/femenino, blanco/negro…) son el producto de la asimilación de las clasificaciones, de las que su ser social (las mujeres) es el producto. (Bordieu, 2000, pág. 51)

[7]Al estar simbólicamente destinadas a la resignación, las mujeres sólo pueden utilizar estas armas débiles: la magia, estrategias simbólicas para atraparles, toda una clase de símbolos y operadores míticos que consiguen acaparar la atención del hombre por el que serán dominadas (visión androcéntrica del poder por delegación concedido a la mujer según Bordieu, 2000 pág. 47)

[8] Simone de Beauvoir concibe dos vías de liberación a la opresión: educar a las niñas en la autonomía y cuando sean adultas, consigan la independencia mediante el propio trabajo y la autonomía a través de una lucha colectiva por su emancipación como género. (Beauvoir, 1999, pág. 32)

[9] Ibid.  La mujer independiente se encuentra dividida entre sus intereses profesionales y sus impulsos afectivos. Cultivo de las diferencias en la igualdad, (Feminismo de Beauvoir eurocéntrico)

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