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5) Reflexión personal

Page history last edited by Carmen Cantillo 13 years, 11 months ago

 

 

Introducción

La Bella y la Bestia se estrena el 13 de noviembre de 1991, época en la que se celebran en Andalucía las Primeras Jornadas sobre Mujer y Cultura. Situados apenas a veinte años en la historia, resulta curioso comprobar la documentación encontrada acerca de las mujeres en esta época: una guía para la protección de mujeres refugiadas preparada por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, donde se establecen una serie de instrumentos para hacer efectivos la aplicación de los derechos humanos a las mujeres; entendiendo que además de las necesidades básicas, que comparten con otros refugiados, las mujeres y muchachas refugiadas tienen necesidades especiales de protección por razón de su sexo: por ejemplo, deben ser protegidas contra la manipulación, el abuso y la explotación de carácter sexual y físico, así como contra la discriminación sexual en el suministro de bienes y servicios[1].

Antes de positivar todos estos derechos en el ordenamiento jurídico, se comienzan a considerar de dónde parte la violencia contra la mujer, encontrando en varios de los documentos de la época alusiones al lenguaje, pero no sólo atendiendo al uso de palabras soeces y agresivas, sino al lenguaje sexista que deja a la mujer en un segundo plano y que se ha venido desarrollando a lo largo de la historia de la humanidad.

Por otra parte, en varias escenas de esta película infantil se pueden observar comportamientos, no sólo machistas, en cuanto a la utilización de un lenguaje “masculino-genérico”, sino a la exhibición gratuita de actitudes de agresividad física hacia la protagonista por parte de los dos hombres que pretenden conseguirla como pareja: Gastón y La Bestia.

Análisis de los personajes

Bella, aunque no deja de ser una bonita princesa, no hace un uso exaltado de sus cualidades femeninas, siendo quizás ésta la princesa con menos connotaciones sexistas, ya que Bella tiene inquietudes intelectuales, el pueblo se le queda pequeño, y, aparece rara ante la mirada de sus coetáneos. A Bella se la denomina como chica extraña en relación a su comportamiento, al resto de mujeres del pueblo se dirigen en relación a sus relaciones con los hombres: mujer de..., hija de...; los hombres son reconocidos por sus profesiones y/o estatus.

En cuanto a la paridad hombre-mujer, existe una mayoría aplastante de personajes masculinos (18) sobre los 8 femeninos que interpretan algún papel en esta película. De estos personajes femeninos encontramos dos grandes grupos: las jóvenes que aparecen con actitud predispuesta hacia la conquista de un hombre, y, las mayores, que procuran siempre que todo esté en su lugar, aparecen yendo al mercado o realizando tareas de servicio doméstico en el castillo de La Bestia. La alusión al sexo y los placeres que como mujer se pueden provocar en los hombres, igualmente quedan marcados en la diferencia de vestimentas y apariencias femeninas; haciéndose explícito en los delantales que lucen las señoras mayores (regordetas) y los escotes y vestidos ceñidos de las doncellas presumidas del pueblo; incluso la chica-plumero, despliega todo su lado sexy ante los hombres (para ser vistas, para mostrarse).

Bella no aparece vestida como las chicas jóvenes, ni en la misma actitud, ya que luce un delantal y se dedica a la lectura, aunque no por ello deja de recibir las burlas de las mujeres del pueblo que la ven como una “chica rara” y los ataques del galán que la persigue para hacerla su mujer-criada, Gastón.

Roles y oficios

Las tareas laborales reservadas al género masculino se llevarán a cabo, como de costumbre, en el ámbito público, y serán denominados por sus profesiones: panadero, inventor, librero…Las mujeres, en el ámbito privado, se conocerán como "la mujer de...", "la hija de..." (siempre denominadas en función del hombre).

El discurso

A lo largo de la historia siempre se ha dejado a un lado a la mujer, como si fuera un objeto que no merece mención ni relevancia. Revisados los diálogos, se comprueba que se habla del hombre, de volver a ser humano (aunque el comentario lo haga una mujer), pero en ninguna ocasión se utiliza el género femenino, comenzando de esta forma a sembrar la semilla patriarcal, que después de dos mil años aún persiste.

La elección dominante del hombre hacia la mujer queda clara en los comentarios de Gastón: "tengo los ojos puestos en ésa" quien ha de sentirse afortunada por el simple hecho de ser elegida: "...que tendrá la suerte de ser mi mujer".

El dominio[2] del sexo masculino queda patente en estas frases que vienen a reforzar la pasividad que se le presupone a la mujer en el arte de la seducción, ya que ésta constituye una lógica marcada por la división social de los sexos, donde existe una organización disimétrica[3] que, de siempre, ha otorgado el papel de la iniciativa al hombre, y el papel de la espera pasiva a la mujer. Por este motivo, se escucharán comentarios por parte de las otras jóvenes del pueblo como: "¡Qué tonta es!. ¡Está loca!, ¡es tan lindo!", quienes no dan crédito a que una mujer no entre en este juego en el que el movimiento siguiente supondría la concesión progresiva de los favores de Bella hacia Gastón.

La poca consideración y respeto hacia las actividades de la mujer se ven reflejadas en los comentarios de Gastón:  "...no es bueno que la mujer lea, eso le dará ideas, la hará...pensar" , frase que acompaña a una actitud agresiva tras arrojar el libro que Bella está leyendo a un charco. Sin el menor escrúpulo por el acto llevado a cabo, se siente orgulloso, pues con este mensaje se concede un alto valor a la representación del compromiso amoroso para la mujer.

El amor para una mujer, y, en este caso, las prácticas de cortejo de un hombre hacia a ella, le hacen conceder un lugar secundario a toda la actividad que ésta viniera realizando, se abre ante sí la esperanza de escapar del desierto al que se ve avocada por ser mujer, de alcanzar la felicidad gracias a la compañía masculina y de poder concebir así una vida más intensa.

En todos los tiempos se ha construido la imagen de la mujer desde la visión patriarcal del hombre, los mitos, la ambivalencia de la mujer en ellos y su conceptualización como la otra, donde la mujer siempre estaba subordinada, no es más que la construcción simbólica a la que las mujeres se sienten sometidas, adorando e idolatrando al guapo hombre. Las jóvenes del pueblo cantan: "...allá va él, es como un sueño... pensar en él, me da desmayo". Incluso Bella que parece más realista en este aspecto, cuando rechaza la propuesta amorosa de Gastón canta:

"Yo quiero algo más que vida provincial

...un gran amor quiero encontrar

que feliz a mí vendrá

y me entienda de verdad

quiero mucho más que un simple plan..."[4]

Análisis de las actitudes de los personajes

Analizada la actitud de los personajes de esta película, se observan que aparecen escenas duras, que pueden ser clasificadas como de “violencia de género”. El personaje masculino de Gastón posee todos los atributos del típico “Macho dominante” (Como recuerda Giroux en Placeres Inquietantes: Los problemas sociales, en este caso la violencia machista, requiere de un análisis que visibilice las operaciones de dominación – Pág. 242).

Gastón es autoritario y engreído y recurre a todo tipo de poderes que le lleven a alcanzar sus deseos. Estas escenas no hacen más que confirmar las relaciones de dominación eternas a las que las mujeres, desde siempre han estado sometidas y, que son el producto de un trabajo continuado (histórico por tanto) de reproducción al que contribuyen unos agentes singulares (entre los que están los hombres, con unas armas como la violencia física y la violencia simbólica) y unas instituciones: Familia, Iglesia, Escuela, Estado. (Bordieu, 2000, pág. 50)

En similar escalafón violento, aparece La Bestia, a quien se le justifican sus malos modos por el hecho de estar hechizado y ser rico, y, la narración utilizará a Bella como mero objeto que a modo de paliativo sea usado para la sanación de La Bestia. A pesar de ser necesitada, en varias escenas del relato, Bella tendrá que ser salvada por el protagonista masculino, apareciendo la rutinaria situación pasiva de la mujer.

El relato

El mensaje central de la película: “la belleza y la dulzura femeninas, pueden ablandar a cualquier hombre, transformándolo en un ser amable”. De un modo descarado se concede el privilegio masculino de utilizar a la mujer para su propio uso, quien en versión popular (Gastón) y en la aristocrática (La Bestia), aparecerá mostrando conductas violentas hacia el género femenino.

El tema principal del relato, por tanto, gira en torno a la creencia cultural de que una mujer puede cambiar a un hombre si lo ama lo suficiente. Así, que dándole una vuelta de tuerca habrá que hacerse varias preguntas: ¿Qué motiva a una mujer sentirse necesitada? ¿O qué relación existe entre una mujer que es extremadamente sacrificada y un hombre extremadamente egoísta? ¿O entre una mujer que se autodefine como víctima y un hombre que fundamenta su identidad en el poder y la agresión?. Según Robin Norwood existirían señales definidas, indicios que son enviados y registrados por cada uno de los participantes: 1) el hecho de que sus patrones conocidos concuerden con los de él como una llave en una cerradura; y 2) el impulso de recrear y vencer los patrones dolorosos del pasado.

Y, en este caso en concreto, habría que preguntarse ¿Por qué Bella se siente atraída por La Bestia? Robin Norwood, igualmente, comenta en su libro “Women Who Love Too Much”[5] ¿Por qué a las mujeres nos atrae tan profundamente la idea de convertir a alguien infeliz, enfermo o peor en nuestra pareja perfecta…? De esa manera, niega tanto la realidad como sus sentimientos con respecto a esa realidad, y crea una fantasía con la que le resulta más fácil vivir. Con la práctica, adquiere mucha habilidad para protegerse del dolor en esa forma, pero al mismo tiempo pierde la capacidad de elegir libremente lo que hace. Su negación obra en forma automática, involuntaria. (Pág. 136).

Por último, considerar que el tratamiento estereotipado concedido al amor por personajes femeninos y masculinos es totalmente distinto y de esta forma se representa en sus actuaciones a lo largo del relato. Si bien el amor parece ser muy difícil de definir, yo pienso que esto se debe a que en esta cultura tratamos de combinar en una sola definición dos aspectos muy opuestos e incluso, según parece, mutuamente excluyentes… Los griegos eran más listos. Utilizaban palabras distintas, eros y ágape, para distinguir estas dos maneras profundamente diferentes de experimentar lo que llamamos "amor". Eros, claro está, se refiere al amor apasionado, mientras que ágape describe la relación estable y comprometida, libre de pasión, que existe entre dos individuos que se quieren profundamente. (Norwood, 1986)

Análisis del lenguaje cinematográfico

Es interesante el análisis realizado acerca de los códigos gestuales de l@s protagonistas, ya que encontramos a Bella en una actitud soñadora, a Bestia a quien no podemos considerar como antagonista de ésta, ya que será su príncipe, pero que actúa brutalmente y muestra un código gestual agresivo en toda la narración fílmica. Igualmente se encuentran gestos de furia, miedo, rabia (en las escenas del duelo entre Gastón y la Bestia), así como la contrapartida de las miradas tiernas de Bella hacia su secuestrador, quien presa del síndrome de Estocolmo[6] le ayudará a salir de su hechizo.

La aparición de la Bestia se ve acompañada de Panorámicas dramáticas, contrapicados y Planos aberrantes que le concederán mayor dramatismo cuando aparece por primera vez en escena. Se utilizan imágenes representativas[7] que buscan la complicidad del espectador, las que mediante el dramatismo del hechizo, intentarán ocultar actitudes violentas por parte de la Bestia y justificar agresiones machistas mediante la performatividad de tales imágenes que las convierte en útiles para obtener los efectos que de ellas se pretenden.

Como siempre Disney ha producido una versión cinematográfica de la cultura popular a través de una pedagogía que relee la historia como herencia y la acción humana como una condición para adaptarse a las situaciones donde se produce la injusticia. (Giroux, Placeres inquietantes, 1996, pág. 78). Todos estos detalles de los dibujos reflejan los típicos movimientos de cámara donde los personajes y sus actuaciones juegan un papel primordial en el mensaje audiovisual transmitido y que Disney ha tenido la habilidad de reproducir con la intención de despertar las esperanzas perdidas. (Giroux, El ratoncito feroz: Disney o el fin de la inocencia, 2001, pág. 17).

Escenas como la victoria de Bestia sobre Gastón y de la conquista del amor de Bella, se acentúan mediante panorámicas de relación entre ambos personajes, ocultando mediante elipsis algunos pasos intermedios sobre el tercer personaje en discordia (Gastón). Escenas que vendrán a transmitir multitud de mensajes en un breve espacio de tiempo, tanto de lo que se muestra como de lo que se oculta. Toda imagen constituye un comentario (a veces implícito a veces explícito) sobre lo representado en ella... lo ocultado o ausente es más significativo que lo presente  (Roland Barthes, 1996. Citado por Gubern, 2004. Pág. 36 )

Conclusiones

De modo que en este estudio, más que para realizar un simple análisis de contenido, donde la labor consistiría en la localización de sesgos machistas en la propia princesa, ha venido a remover los mecanismos para profundizar y ahondar aún más en el problema, sacando a la luz los estereotipos violentos-machistas que los personajes masculinos han concedido al “dominio del sexo que mata” según Beauvoir.

Es sorprendente, que fruto de esta investigación, esta autora haya tenido que cuestionarse el orden establecido, con sus relaciones de dominación, sus derechos y sus atropellos, sus privilegios y sus injusticias, para llegar a comprender cómo la dominación masculina que habitualmente se ha impuesto en todas las manifestaciones que se han considerado como normales, han perpetuado la sumisión femenina y, en definitiva, las condiciones de existencia más intolerables hayan podido aparecer tan a menudo como aceptables por no decir naturales[8].

Por tanto, es necesario realizar una lectura de estos mensajes desde lo que omiten, pues los problemas sociales quedan descontextualizados histórica y políticamente y como dice Giroux, la pedagogía crítica requiere que las operaciones de dominación se visibilicen mediante el análisis de las ausencias. (Giroux, Placeres inquietantes, 1996, pág. 242) y es de vital importancia, conceder una alta responsabilidad a la domesticación practicada por estas películas, que construyendo los esquemas mentales de su joven público, ha contribuido a que estos, de mayores, se sientan cómod@s ante las situaciones que consideran “normales” y que les llevarán a repetir conductas estereotipadas y, peor aún, violentas.  

Bibliografía

Agacinski, S. (1998). Política de sexos. Madrid: Grupo Santillana de Ediciones, S.A.

Bordieu, P. (2000). La dominación masculina. Barcelona: Anagrama.

Giroux, H. A. (2001). El ratoncito feroz. Disney o el fin de la inocencia. Madrid: Fundación Germán Sanchez Ruipérez.

Giroux, H. A. (1996). Placeres inquietantes. Barcelona. Paidós.

Gubern, R. (2004). Patologías de la imagen. Barcelona: Anagrama.

Instituto Andaluz de la Mujer de la Junta de Andalucía. (1991). 1ª Jornadas Mujer y Cultura. Sevilla: Imprenta Álvarez, S.L.

Norwood, R. (1986). Las mujeres que aman demasiado. Madrid: Javier Vergara


[1] Este párrafo puede ser desarrollado con el texto íntegro de la Guía disponible en http://www.acnur.org/biblioteca/pdf/0248.pdf (Consultado el 15 de mayo de 2010).

[2]  Dominio del sexo que mata sobre el sexo que engendra. (Simone de Beauvoir. Pág.20 El Segundo sexo)

[3]La evolución del Destino de la seducción a lo largo de los tiempos se ve reflejada en el libro de Gilles Liipovetsky, La tercera mujer, donde se hace un paso desde las prácticas del rapto a formas más "cortesanas" de seducción masculina, pero que siguen sin anular los roles actividad-pasividad de hombres-mujeres. (Pág. 45)

[4]La diferencia seductiva vuelve a estar presente en la canción de Bella quien termina diciendo que no quiere un simple plan, su idea del amor radica en compartir su vida con un hombre para siempre. "Los avances masculinos se disocian con frecuencia del compromiso sentimental, incluso de una fuerte atracción sexual; en ocasiones no obedecen tanto al encanto singular que ejerce una mujer como al placer de la aventura, el gusto por la novedad o el afán de conquista. ..No hay tal caso en la mujer, quien, si bien ya no excluye la eventualidad de la iniciativa, permanece aferrada a la selectividad del deseo..." (Lipovetsky, 1999, pág. 56)

[5] Traducido al castellano por 1986 Javier Vergara Editor, S.A. y puede ser consultado en eBook en: http://images.maruchis.multiply.multiplycontent.com/attachment/0/RU3mgwoKCpwAAC5V8u81/Norwood%20Robin%20-%20Las%20mujeres%20que%20aman%20demasiado.pdf?nmid=14198253 Consultado 15 de mayo de 2010)

[6]El síndrome de Estocolmo es una reacción psíquica en la cual la víctima de un secuestro, o persona retenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con quien la ha secuestrado. En ocasiones, dichas personas secuestradas pueden acabar ayudando a sus captores a alcanzar sus fines o a evadir a la policía. http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADndrome_de_Estocolmo (Consultado el 17 de mayo de 2010).

[7] Román Gubern postula que las imágenes utilizadas en las prácticas mágicas pueden tener varias funciones, entre ellas, la representativa, que reemplaza o prolonga la naturaleza o características de alguna persona o animal, propiciando su utilización mágica. (Gubern, Patologías de la imagen, 2004, pág. 74).

[8]Con esta idea comienza el preámbulo del libro La dominación masculina de Pierre Bordieu, la cual comparto totalmente, al asombrarme de mi poca capacidad de reacción ante situaciones que a todas luces deberían ser intolerables y, que gracias a este estudio han conseguido que puedan ser contempladas desde otra óptica.

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